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"De ladrones a ciberestafadores: defraudadores atacan a 1.200 clientes bancarios"

La mayoría pertenecía a una misma familia, aunque también contaban con la colaboración de amigos. Durante años, se habían dedicado a perpetrar delitos convencionales, como hurtos, robos con fuerza en establecimientos y tráfico de drogas, acumulando en total 139 antecedentes policiales. Sin embargo, en 2023, descubrieron una nueva veta: las ciberestafas. En apenas seis meses, desde octubre de aquel año hasta marzo del año siguiente, el grupo logró hacerse con más de un millón de euros a través de esta modalidad delictiva, tras engañar a más de 1.200 clientes de diversas entidades bancarias. Su táctica incluía el phishing, que consiste en la creación de páginas web fraudulentas similares a las auténticas de una empresa o banco; el smishing, que implica el envío de mensajes SMS engañosos; y el vishing, que consiste en realizar llamadas telefónicas para obtener información confidencial.

Una operación policial conjunta, en la que han participado la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza, ha permitido detener a 23 de sus presuntos integrantes (20 hombres y tres mujeres, la mayoría entre los 20 y los 30 años de edad) en dos fases. En la primera, desarrollada en marzo, fueron arrestadas 18 personas, entre ellas los seis supuestos cabecillas, que ingresaron en prisión. En la segunda, desarrollada el pasado 26 de noviembre, han sido arrestados los últimos cinco implicados, según ha informado este lunes el Ministerio del Interior. Están acusados de los delitos de estafa, narcotráfico, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.

La bautizada como Operacion Darwin se inició a mediados de octubre de 2023, cuando las fuerzas de seguridad detectaron que un elevado número de personas que denunciaban en diferentes lugares de España haber sido víctimas de una ciberestafa que tenía unas características comunes. Según relataban, habían recibido en sus teléfonos móviles un mensaje de texto aparentemente enviado por las entidades bancarias donde tenían sus ahorros para informarles de que se habían producido un acceso fraudulento a sus cuentas bancarias y les apremiaban a pinchar en un enlace que les habían enviado para ser redirigidas supuestamente a la página web de su entidad financiera y evitar que les sustrajeran el dinero. En realidad, donde llegaban las víctimas tras pulsar sobre ese enlace era lo que en la jerga policial se conoce como página espejo, es decir, un portal que reproduce en todos sus detalles la web real del banco.